LA REFLEXOLOGIA
La reflexología es una poderosa terapia complementaria integral (todo el cuerpo es tratado en lugar de un sólo síntoma específico o una área del cuerpo).
La reflexología permite que el cuerpo funcione correctamente mediante la estimulación de un sistema de puntos de presión específicos, ubicados en los pies o en las manos y en las que todas las terminaciones nerviosas del sistema nervioso central, incluyendo los órganos y las estructuras internas, son reflejadas en miniatura.
A través de estas terminaciones nerviosas un reflexólogo profesional es capaz de estimular cualquier área del cuerpo y mantener el equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo. El establecimiento de este equilibrio permite que el cuerpo funcione correctamente, promoviendo la curación con lo cual se eliminan las enfermedades, se generan niveles más altos de energía y sensación de bienestar físico y mental. La reflexología ha ganando gran popularidad y reconocimiento como una terapia valiosa que es capaz de tratar muchas enfermedades comunes, esto gracias a que las investigaciones científicas sobre las técnicas de presión como la reflexología, la acupuntura y la acupresión han empezado a descubrir los secretos de cómo funcionan. Esto no quiere decir que la reflexología no se haya utilizado con gran éxito desde hace miles de años por distintas civilizaciones de todo el mundo. De hecho, existen muchos estudios de casos bien documentados sobre su eficacia.
Exactamente, ¿cómo funciona la reflexología?
Durante muchos años se ha aceptado que la reflexología si funciona pero no se ha entendido muy bien cómo. Recientes investigaciones sobre las técnicas de puntos de presión han revelado reacciones sorprendentes dentro del cuerpo. Las investigaciones realizadas en Canadá y Estados Unidos ham descubierto estas técnicas estimulan señales a lo largo de los nervios, que se ejecutan a lo largo y ancho de todo el cuerpo. Todas las partes del cuerpo, tanto externas como internas, están conectadas al sistema nervioso. La reflexología estimula señales nerviosas (denominadas "energía" a en las terapias tradicionales orientales) que viajan a través del sistema nervioso central, a la parte límbica del cerebro - el centro regulador de la estructura interna del cuerpo, de los órganos y de los sistemas corporales. Esta parte del cerebro reconoce estas señales y envía respuestas de curación para asegurar el correcto funcionamiento en las áreas requeridas. No se entiende completamente cómo o por qué sucede esto.
Los reflexólogos estimulan los órganos y estructuras internas corporales a través de las zonas de reflejo y por medio de masajes que incorporan puntos de presión individuales, por eso los pacientes, a menudo y después de una terapia, se sienten como que si hubiesen recibido un profundo masaje de cuerpo completo. La técnicas de masaje de reflexología ayudan a descomponer las toxinas que se han acumulado en el cuerpo y que se establecen naturalmente en el punto más bajo del cuerpo - los pies. En algunos casos, estas toxinas forman cristales que pueden sentirse debajo de la piel (como granos de azúcar). Estos cristales forman bloqueos físicos en la zonas de reflejos que impiden el funcionamiento adecuado de la parte correspondiente del cuerpo.
Al final del tratamiento, el reflexólogo será capaz de reconocer cuales áreas del cuerpo que no están funcionando correctamente por la forma en que las zonas reflejas reaccionan al tratamiento. Las zonas reflejas sensibles se refieren a menudo como "bloqueos de energía" (de nuevo en la tradición oriental), lo que indica un mal funcionamiento en el área corporal correspondiente.
En la medicina oriental se cree que la energía bloqueada es la causa de muchas enfermedades y dolencias. Estos bloqueos pueden ser el resultado de muchos factores diferentes. Pueden ser físicos, debido a lesiones, operaciones, medicamentos o drogas, estilo de vida, etc. O incluso el resultado de factores mentales y emocionales como el estrés, la tensión, la ansiedad y la depresión.
La reflexología es exitosa en el tratamiento de condiciones tales como: estrés y condiciones relacionadas con el estrés, cefaleas tensionales, trastornos digestivos, artritis, imsomnio, desequilibrios hormonales, lesiones deportivas, trastornos menstruales, como el síndrome premenstrual (PMS), problemas digestivos, como el estreñimiento y dolor de espalda.
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